La vista del perro
A este respecto, la vista del perro no es su sentido más desarrollado, si bien tiene las características propias de los animales cazadores. Así, la visión nocturna del perro es mejor que la del hombre, aunque no tanto como la del gato, y distingue mejor los objetos en movimiento que los estáticos, incluso si están muy alejados.
Como en nosotros, la visión del perro depende de las características de los ojos: dos estructuras esféricas, cuyo interior es líquido y está envuelto por una serie de capas que los dotan de consistencia. Asimismo, cuentan con varios elementos que permiten el manejo de la luz: el cristalino, que se encarga de enfocar la imagen; la pupila, que regula la cantidad de luz que entra en el ojo, y la retina, la capa donde se forma la imagen que luego interpreta el cerebro.
La retina también se caracteriza por ser la zona del ojo donde se perciben los colores. De esta función se encargan unas células llamadas conos, si bien el perro solo posee los conos sensibles a determinados colores, de modo que los colores que nosotros vemos como violetas el perro los ve como azules y aquellos que para nosotros son intermedios entre el rojo y el amarillo, el perro los percibe como amarillos. En cuanto a los demás colores, se especula con que el perro percibe el verde y el rojo como gris, del más claro al más oscuro.
En la retina también están los bastones, las células sensibles a la luz, que al ser más numerosas que el hombre, permiten al perro ver mejor en la oscuridad.
Por el contrario, una característica de la visión del perro que coincide con la nuestra es que ambos ojos están dirigidos hacia el frente, lo que le dota de una visión binocular, muy eficaz a la hora de calcular las distancias.
Por supuesto, en el ojo existen otras partes muy importantes, como los párpados y los conductos lacrimales, si bien no están relacionadas con la visión propiamente dicha.
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