¿Qué es la conjuntivitis en gatos?
Existen varios criterios para clasificar la conjuntivitis, como su duración, la naturaleza de la secreción ocular, su aspecto y su causa. Por ejemplo, la conjuntivitis bacteriana en crías de gato aparece rápidamente y la secreción tiene un aspecto mucoso, pero si el origen es viral, la aparición es más lenta y tendremos presencia de pus en la secreción ocular.
Las conjuntivitis en cachorros de entre 2 y 6 meses representan el 18,5 % de las conjuntivitis felinas.
¿Cuáles son algunas de las causas de la infección ocular?
La conjuntivitis es probablemente la enfermedad ocular más común en el gato doméstico. Sin embargo, su causa exacta puede ser difícil de determinar, particularmente en la fase crónica de la enfermedad. Existen diferentes causas de conjuntivitis en gatos. La mayoría de los casos de conjuntivitis felina son de origen infeccioso. Los microorganismos más comunes son el herpesvirus felino-1 (HVF-1) y Chlamydophila felis (C. felis), que son los patógenos responsables de la gran mayoría de conjuntivitis en gatos jóvenes. El Mycoplasma spp se considera la principal causa de la conjuntivitis felina. Sin embargo, este microorganismo también se ha detectado en gatos sanos. El calicivirus felino (CVF) también se ha descrito como una posible causa de la conjuntivitis, aunque es menos frecuente y un agente patógeno conjuntival de menor importancia.
Las causas de la conjuntivitis no infecciosa en el gato incluyen la conjuntivitis eosinofílica (queratoconjuntivitis), queratoconjuntivitis seca (enfermedad del ojo seco), conjuntivitis lipogranulomatosa y conjuntivitis alérgica. Los cambios anatómicos, traumatismos, cuerpos extraños o tumores, entre otras causas, también pueden dar lugar a conjuntivitis.
Síntomas:
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Ojos rojos o rosados.
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Ojos cerrados.
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Párpados hinchados.
La conjuntiva ocular es el tejido que recubre parte del globo ocular (la parte blanca del ojo), la cara interna de los párpados y el tercer párpado (membrana nictitante), ¡sí, los gatos tienen 3 párpados! Esta mucosa generalmente puede variar de rosa a rosa pálido, y tiene que estar húmeda, lisa y brillante. Cualquier alteración que se detecte en la conjuntiva o secreción ocular en un gato joven es motivo suficiente para llevar al gato a una revisión veterinaria. De esta forma, podrá realizarse un minucioso examen ocular para identificar la causa, que es lo más importante para luego poder aplicar el tratamiento más adecuado.
¿Cómo prevenir la conjuntivitis en gatitos?
La prevención y el control de la infección por HVF-1 y FVC en gatos domésticos que viven en pequeñas poblaciones se garantiza fundamentalmente mediante la vacunación. En grupos más grandes, donde la prevalencia y la excreción viral suelen ser más altas, se requiere un enfoque que combine la vacunación con otras medidas para minimizar o prevenir la transmisión del virus.
Las infecciones por FHV-1 y Chlamydophila felis tienden a ocurrir con más frecuencia en criaderos, refugios de animales, colonias y hogares con múltiples gatos. Los factores naturales de estrés (por ejemplo: el embarazo, la lactancia, el celo y las enfermedades sistémicas) y los factores de estrés exógenos (mudanza de casa, nuevas mascotas, viajes, nutrición deficiente y determinados medicamentos) tienen un papel comprobado en la reactivación de las infecciones oculares latentes (dormidas). Estos factores contribuyen a la disminución de las defensas de los gatos, aumentando la posibilidad de aparición de conjuntivitis.
Por eso, una gestión adecuada del entorno del gato (incluyendo la limpieza, la hidratación o la nutrición) contribuirá a la prevención de la conjuntivitis.
¿Cómo se diagnostica?
Dado que existen decenas de causas que pueden provocar la conjuntivitis en las crías de gato, el veterinario siempre será la figura de referencia a quien deberemos recurrir en busca de un diagnóstico preciso. Debido a la amplia variedad de causas, puede resultar difícil determinar el origen, especialmente en la conjuntivitis crónica. Además de un examen físico, también se realizará un examen ocular. En muchas ocasiones puede ser necesario realizar pruebas complementarias como una citología, pruebas de Schirmer, pruebas con colorantes (fluoresceína), cultivos y test de antigenemia. Los casos más complejos también pueden requerir una visita a un veterinario especializado en oftalmología.
Tratamiento de la conjuntivitis felina
El tratamiento recomendado por su veterinario se basará en su juicio clínico y el enfoque terapéutico puede variar según la etapa de la afección y su gravedad.
La base del tratamiento de la conjuntivitis viral más común en gatos jóvenes incluye el tratamiento antiviral, el tratamiento con antibióticos y un tratamiento de soporte. Los principales objetivos terapéuticos son la prevención y el tratamiento de las infecciones bacterianas secundarias y el mantenimiento de una nutrición e hidratación adecuadas.
La colocación de un collar isabelino (o equivalente) resultará casi obligado en casos de enfermedades que afecten a los ojos de los cachorritos, independientemente de su causa o tratamiento, pues los gatitos, al sentir picazón, malestar o dolor en los ojos, tienen tendencia a frotárselos y rascárselos con las patas, lo que puede agravar la situación. Por lo tanto, si su veterinario de cabecera le recomienda usar el collar isabelino, es importante seguir la recomendación.
La gran mayoría de las enfermedades conjuntivales se tratan mediante tratamientos locales (gotas) y tratamientos sistémicos (como comprimidos). En algunos casos, aunque en raras ocasiones, puede ser necesaria una cirugía cuando la causa es anatómica (por ejemplo, entropión) o traumática.
¿La conjuntivitis es contagiosa para los humanos?
Los virus asociados con la enfermedad respiratoria felina (HVF-1 y FVC) tienen una gran especificidad en cuanto al hospedador, por lo que no representan ningún riesgo para la salud humana.
C. felis se ha relacionado con casos de conjuntivitis humana. Sin embargo, solo hay un caso probado de infección zoonótica, en el que se detectó C. felis en un paciente inmunodeprimido con conjuntivitis crónica. Por lo tanto, hay poca evidencia epidemiológica de que C. felis represente un riesgo significativo de transmisión a los humanos.
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